Cuando un paciente se somete a un tratamiento de ortodoncia es para solucionar un problema de apiñamiento en sus dientes que hace que su sonrisa o mordida puedan estar alteradas de alguna forma. Corregir dicho problema hace que se pueda lucir una bonita sonrisa, pero además se conseguirá una boca mucho más sana. Esto es debido a que cuando hay presencia de apiñamiento en la boca, la acumulación de suciedad es más abundante y su eliminación más complicada.
A su vez, la presencia de cálculo o sarro en los dientes prolongado en el tiempo puede hacer que evolucione hacia una enfermedad periodontal o pérdida dental.
En muchas ocasiones, sobre todo en edades tempranas, nos encontramos con la presencia de frenillos (entre los dos incisivos centrales superiores) que supondrán un incovieniente a la hora de poder alinear los dientes correctamente.
Estos frenillos hacen que sea muy complicado «juntar» los dos incisivos centrales y por tanto que quede un espacio entre ambos por la presencia de éstos.
La presencia del frenillo, no será una contraaindicación a la hora de someter a un paciente a un tratamiento ortodóntico. Pero si queremos conseguir una estética adecuada, nos veremos obligados a quitarlo para poder conseguir nuestro propósito.
Quitar un frenillo es muy sencillo, si nos ponemos en buenas manos. Hay que ser muy cuidadoso y hacerlo bien ya que en caso de no realizarlo correctamente volverá a aparecer.
Evaluar correctamente al paciente mediante un examen exhaustivo valorando, por ejemplo, la presencia de frenillos dentales, hará que un tratamiento de ortodoncia resulte todo un éxito.