Escrito por:
Dr. Jordi Cambra
Presidente de BQDC
Un injerto óseo es una cirugía que se realiza para reemplazar el hueso faltante cuando el implantólogo determina que el hueso de la mandíbula es insuficiente para mantener el implante dental en las mejores condiciones.
No siempre es necesaria esta intervención. De hecho, la gran mayoría de veces se coloca el implante dental sin cortar la encía ni colocar injertos o implantes de hueso.
Cuando sea necesario realizar un injerto de hueso, el cirujano obtendrá una sección de hueso de otra zona de su cuerpo o un hueso de material especial para injertarlo en el maxilar.
Después hay que esperar varios meses hasta que el injerto óseo ha aumentado suficientemente el maxilar o la mandíbula para asegurar que el implante sea estable y seguro.
El uso de injertos óseos se suele hacer como alternativa de la reconstrucción de defectos óseos, ya sean congénitos u ocasionados por traumatismos.
Tipos de injertos óseos
- Autoinjerto: este injerto se compone de tejido del propio paciente, y suele proporcionar muy buenos resultados.
- Aloinjerto: es un tejido que se toma de otro individuo de la misma especie, es decir, de otra persona, pero sin relación genética.
- Isoinjerto: es tejido tomado de otro individuo genéticamente relacionado con el paciente.
- Xenoinjerto: Tiene su origen en una especie distinta de humanos, como la bovina.
Ventajas de los injertos óseos
- Es capaz de promover una nueva formación ósea.
- Los injertos óseos pueden mejorar la formación de nuevo hueso.
- Corrige defectos óseos, como fenestraciones.