Los niños son como un huracán; vienen y van, con prisa y sin pausa y hasta que no caen rendidos, allá hacia el final del día, no paran. En esta vorágine de actividad y energía, es común que tengan lugar accidentes y que los niños terminen rompiéndose algún diente. ¡Que no cunda el pánico! Te contamos qué hacer en estas situaciones para que las consecuencias sean mínimas.
Saber mantener la calma en momentos de crisis
Lo primero es mantener la calma. Si tu hijo se da un golpe en la boca, es probable que le duela y se ponga nervioso, o incluso que empiece a llorar. Pero los padres son su figura de referencia; si a pesar de su preocupación consiguen estar tranquilos y estar ahí para ellos, los niños se tranquilizarán antes que si estuvieran angustiados y revoloteando a su alrededor.
Hay que pensar que los niños no piensan ni sienten como un adulto. Sus emociones se descontrolan con mayor facilidad, por tanto, es bueno que los padres actúen como un “ancla” y les ayuden a mantener la calma cuando estén asustados, aunque la situación sea de urgencia.
Cómo actuar ante un traumatismo dental
En el momento en el que se produce un traumatismo, el primer pensamiento que llega a la cabeza de los padres suele ser “Vamos al hospital”, sobre todo si hay mucha sangre en el área del golpe. Sin embargo, lo recomendable cuando nuestro hijo se de un golpe en la boca es acudir al Odontopediatra cuanto antes, según la Dra. Yaiza Cuba, Odontopediatra en la Clínica Galván Dental Kids de Valladolid.
Esto es importante porque un traumatismo dental puede tener implicaciones internas, aunque no las veamos. Limpia la sangre con una gasa o un pañuelo, si la hubiera, y examina la boca del niño. ¿Se ha fracturado solo una parte del diente? ¿Se ha salido la pieza entera?
Cuando el impacto se produce sobre un diente de leche, podría moverse o afectar a la raíz del diente definitivo y golpear el “huevo” o cuna de la futura pieza. En caso de que el traumatismo se haya producido sobre los dientes definitivos, intenta localizar la parte fracturada o la pieza dental perdida y guardarla si es posible. Lo ideal sería conservarla en leche, para que se mantenga húmeda, pero también puede guardarse en la boca, preferiblemente en la de la madre ya que el niño podría tragarla.
Una visita rápida al odontopediatra puede disminuir en gran medida las implicaciones negativas del accidente. En caso de avulsión (salida completa del diente definitivo), el odontopediatra podría llegar a reimplantar la pieza si los padres consiguen recuperarla.