
El morderse las uñas normálmente es un hábito que se adquiere desde la infancia y que, de no corregirse, se mantiene en la edad adulta. Este mal hábito prolongado en el tiempo, puede desencadenar el desgaste de los dientes con la consiguiente probabilidad de que el riesgo de caries aumente.
La onicofagia, como se conoce a este vicio o hábito, se genera por razones psicológicas que aumentan en estados de ansiedad, miedo, angustia, nerviosismo, estrés, entre otras muchas razones.
Por lo tanto podemos afirmar que el hecho de morderse las uñas o cualquier otro objeto hace que los dientes se vean sometidos a un trabajo y desgaste extra, ya que se realiza en espacios prolongados de tiempo y en numerosas ocasiones a lo largo del día.
Los dientes que más sufren por este mal hábito son los situados en la parte anterior, concretamente los incisivos centrales.
Por ello si se observan estas conductas, sobre todo en la etapa infantil, será muy importante hacer hincapié y poner los medios necesarios para evitar la malformación o daño en los dientes.