Los denominados dientes de leche empiezan a aparecer cuando un bebé se encuentra entre los seis meses y un año de edad. Estos dientes empezarán a ayudar al niño a masticar y a hablar. Además de estas funciones, ocuparán el espacio en los maxilares para los dientes permanentes que se están desarrollando debajo de las encías.
Normalmente a la edad de 3 años, la gran mayoría de los niños tiene un juego completo de 20 dientes de leche. Éstos comenzarán a mudarse o caerse sobre los 6 años de edad aproximádamente. El primero de los 32 dientes permanentes aparecerá sobre esta edad.
Debemos tener presente que si un niño perdiera un diente de leche prematuramente por caries o lesión, los otros dientes presentes en la boca del niño podrían empezar a moverse y ocuparían el espacio dejado por este diente perdido. En este caso cuando los dientes permanentes comenzaran a erupcionar no tendrían suficiente espacio para colocarse. Los resultados serían dientes apiñados y dificultad para hablar o masticar.
Para prevenir esto es importante acudir a la consulta dental para que el odontólogo pueda prevenir este posible problema. El uso de un mantenedor de espacio hará que se mantenga el espacio dejado por el diente perdido hasta que el definitivo comience su erupción, evitando así los problemas descritos anteriormente.
Hay diversas variantes en cuanto al diseño de dicho mantenedor. El odontólogo eligirá el más conveniente según las necesidades del niño.
Recomendamos que un profesional examine al niño dentro de un periodo de 6 meses a partir de la erupción del primer diente. Como siempre remarcamos, un examen en edades tempranas, así como revisiones periódicas, ayudarán a mantener una boca en perfecto estado.