Apiñamiento
Ausencia de un diente
Ausencia de varios dientes
Diastema (sobra espacio)
Diente oscuro
Dientes amarillos
Erupción ectópica
Mordida abierta
Mordida cruzada compleja
Mordida cruzada simple
Protrusión superior
Recesiones
Sangrado encías
Sarro
Sobremordida anterior
Apiñamiento
El apiñamiento dental es una condición que se da cuando los dientes de una arcada dental se encuentran amontonados unos sobre otros. Esta situación suele generarse por una falta de espacio en la arcada que dificulta el recambio de dientes (la salida de los dientes definitivos tras la caída de los dientes de leche).
El apiñamiento dental es un problema estético, pero también funcional. Tener los dientes apiñados facilita la acumulación de sarro y dificulta los procesos de higiene dental, con las consecuencias que ello conlleva para la salud de toda nuestra boca.
Para corregir el apiñamiento dental es imprescindible llevar ortodoncia. El ortodoncista decidirá, en función de la anatomía del paciente, del grado de apiñamiento y del tamaño de sus dientes, qué tipo de procedimiento ortodóncico es mejor para solucionarlo.
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Ausencia de un diente
Existen diversos motivos por los que podemos perder un diente: un traumatismo dental, una caries que haya destruido por completo la corona dental o una enfermedad periodontal muy avanzada que provoque la inestabilidad y la caída de las piezas. Si la ausencia del diente es congénita, hablaremos de agenesia dental.
Reponer un diente perdido es muy importante para mantener la salud del resto de piezas. La mejor forma de hacerlo es colocando un implante dental: una raíz artificial, generalmente fabricada con titanio, que se integra en el hueso para restablecer las funciones de la pieza ausente.
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Ausencia de varios dientes
La ausencia congénita de entre 1 y 6 dientes recibe el nombre de hipodoncia, mientras que si faltan 6 o más piezas hablamos de oligodoncia. Este segundo caso es muy poco frecuente entre la población.
También existe la posibilidad de perder varios dientes como consecuencia de una enfermedad periodontal, o por caries que se han dejado sin tratar. Para restaurar las funciones y la estética de la dentadura, en caso de que existan varios dientes ausentes, la opción más estable es recurrir a un tratamiento de prótesis sobre implantes.
No necesitamos un implante por cada diente perdido. Es posible colocar un puente dental (como mínimo, 3 coronas formando una única pieza) sobre implantes dentales. El implantólogo valorará el tratamiento más adecuado en función de las piezas ausentes y la salud del paciente.
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Diastema (sobra espacio)
Un diastema es una ligera sepación entre dos dientes. La clase de diastema más frecuente suele darse en los dientes anteriores, entre los dos incisivos o ‘palas’ centrales.
Cuando dos dientes no entran en contacto la comida puede deslizarse con mayor facilidad entre ellos y por tanto facilitar la acumulación de sarro. Aun así, no los diastemas no se consideran una patología dental, pero sí representan un problema estético para algunas personas.
Para corregir los diastemas podemos recurrir a distintos tratamientos:
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- Ortodoncia, para desplazar los dientes y conseguir que entren en contacto.
- Carillas o coronas dentales, para cambiar la forma y el tamaño de los incisivos y ocultar el espacio existente entre ellos.
- Obturaciones laterales: si el diastema es pequeño, se puede aumentar el grosor del diente colindante con una obturación de composite.
Diente oscuro
Un diente oscuro o con algún tipo de tinción interna suele implicar que el nervio ha sido dañado. Es habitual que esta alteración del color del esmalte surja, por ejemplo, después de sufrir un traumatismo dental.
La infección del tejido que se encuentra en el interior del diente produce la necrosis del nervio. La pérdida de vitalidad del diente provoca su oscurecimiento.
Para solucionar un diente oscuro en adultos suele ser necesario realizar una endodoncia, por medio de la cual se extraen los tejidos dañados para devolver al diente su color y su funcionalidad.
En pacientes infantiles, si un niño tiene un diente de leche oscuro pero el dentista no detecta que haya una infección que pueda afectar al recambio de dientes, se puede esperar a que caiga por sus propios medios. Lo importante en estos casos es acudir al dentista para recibir un diagnóstico profesional.
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Dientes amarillos
La decoloración del tono original de los dientes puede darse por distintos motivos. Los más habituales son:
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- Una higiene dental deficiente que favorezca la acumulación de placa y manchas de sarro.
- Consumir habitualmente alimentos o bebidas con pigmentos muy fuertes, como el café, el vino, la remolacha o el vinagre, y no cepillarse después.
- El tabaco. El hábito de fumar también tiñe el esmalte de los dientes.
Para solucionar los dientes amarillos se puede recurrir a una higiene bucal, para eliminar las tinciones más superficiales, o a un blanqueamiento dental, un sencillo tratamiento por medio del cual podemos aclarar varias tonalidades el color de los dientes.
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Erupción ectópica
Hablamos de erupción ectópica cuando un diente erupciona en un lugar que no le corresponde, en un espacio alejado de su posición correcta.
Esta condición puede darse por motivos hereditarios o anatómicos: insuficiencia de hueso en el maxilar o falta de espacio en la arcada, una diferencia de tamaño en los dientes permanentes o la presencia de algún tejido que genere complicaciones en el recambio de dientes.
La erupción ectópica puede causar problemas funcionales y estéticos, provocar una oclusión incorrecta o incluso anomalías en la erupción del resto de la arcada.
La forma principal de trasladar el diente a su posición correcta es por medio de un tratamiento de ortodoncia. El ortodoncista debe planificar correctamente el caso para evitar tomar decisiones irreversibles que afecten a la salud del resto de la boca.
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Mordida abierta
La mordida abierta es una de las maloclusiones más frecuentes. Se da cuando los dientes anteriores y los posteriores no entran en contacto al cerrarse la boca. Según el sector en el que se dé la ausencia de contacto, la mordida abierta puede ser anterior o posterior.
Esta maloclusión genera, además de problemas estéticos, dificultades a la hora de hablar, respirar y masticar, e incluso trastornos en la articulación temporomandibular (ATM).
Una de las causas más comunes de la mordida abierta es la utilización del chupete o la succión del pulgar hasta una edad muy avanzada, aunque también puede darse por un problema esquelético o por deglución atípica.
La mordida abierta en niños suele corregirse con ortodoncia interceptiva y funcional, e incidiendo en corregir los hábitos que ocasionan esta maloclusión. En adolescentes y adultos, podemos resolver este problema con ortodoncia fija o removible y, en casos severos, con ayuda de la cirugía ortognática.
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Mordida cruzada compleja
La mordida cruzada es una maloclusión que se da cuando los dientes de la arcada superior ocluyen al revés de como deberían, es decir, cuando encajan por detrás de los dientes de la arcada inferior.
La mordida cruzada compleja suele tener un origen esquelético, es decir, se origina porque no existe suficiente espacio en los maxilares para que los dientes erupcionen con normalidad; en contraposición, la mordida cruzada simple puede tener también un origen dentario (se genera cuando los dientes erupcionan de forma incorrecta).
La mordida cruzada compleja se diagnostica en casos en los que la desviación mandibular es muy pronunciada, o en los que el paladar es demasiado estrecho.
Para solucionar esta maloclusión es necesario combinar un tratamiento de ortodoncia con cirugía ortognática. Por medio de esta intervención podemos modificar el tamaño y la posición de los huesos maxilares para mejorar las estructuras faciales.
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Mordida cruzada simple
La mordida cruzada es otro tipo de maloclusión, que se da cuando los dientes de la arcada superior ocluyen (encajan) por detrás de los de la arcada inferior, en vez de por delante; es decir, “mordiendo al revés”.
Concretamente, hablamos de mordida cruzada anterior cuando esta maloclusión afecta a la zona de los incisivos, mientras que llamamos mordida cruzada posterior si el problema se da en el área de los premolares y molares.
Al igual que otras maloclusiones, la mordida cruzada anterior puede tener un origen dentario, si los dientes erupcionan donde no les corresponde, o esquelético, si la amplitud del maxilar superior es menor que la de la mandíbula.
Para corregir la mordida cruzada simple, podemos recurrir a distintas técnicas ortodóncicas. En el caso de los niños, se suele emplear un expansor de paladar, mientras que en adultos, es frecuente combinar un aparato de ortodoncia con la cirugía ortognática para agrandar el paladar.
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Protrusión superior
La protrusión superior, también llamada maloclusión de clase II, es una anomalía que se da cuando los dientes de la arcada superior se hallan muy por delante de los de la arcada inferior.
Los niños con protrusión superior suelen tener dificultades para cerrar del todo la boca, porque sus labios no consiguen cubrir por completo sus incisivos centrales. Por ello se les llaman coloquialmente “dientes de conejo”.
Al igual que el resto de maloclusiones, la protrusión superior se puede originar por causas genéticas o por malos hábitos, como chuparse el dedo o empujar la lengua contra la cara interna de los dientes superiores.
Durante la infancia, podemos corregir este tipo de problemas con facilidad mediante un tratamiento de ortodoncia, interviniendo en el desarrollo esquelético de los maxilares. En el caso de los adultos, es probable que sea necesario recurrir a la cirugía facial.
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Recesiones
Hablamos de recesión gingival cuando las encías se retraen y se alejan del borde natural del diente, exponiendo el esmalte más de lo habitual. Las recesiones gingivales vienen provocadas, generalmente, por la acumulación de bacterias en torno al periodonto.
Cuando se produce una recesión gingival, se genera una pérdida de soporte de los dientes, lo que puede ocasionar la inestabilidad de las piezas y, eventualmente, suscitar su caída. Además, las recesiones gingivales exponen la dentina del diente y lo vuelven más sensible ante infecciones y estímulos externos, como alimentos muy fríos o muy calientes.
Para solucionar las recesiones gingivales se suele recurrir a un micro injerto de encía. El dentista valora el procedimiento más adecuado para realizar un tratamiento mínimamente invasivo que pueda devolver la estética y la funcionalidad a la sonrisa.
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Sangrado encías
Si las encías te sangran al cepillarte los dientes o de forma esporádica, es posible que padezcas la enfermedad periodontal. El sangrado de las encías, junto a un cambio de color e inflamación de las mismas, son síntomas claros de esta patología.
En su fase más leve, la gingivitis, la enfermedad periodontal no supone un riesgo grave para la salud, pero si no acudes al dentista para sanar los tejidos, con el tiempo evolucionará a una periodontitis, una patología más grave que puede costarte la salud general de tu boca.
El sangrado de encías también puede ser consecuencia de un cepillado muy agresivo. En cualquier caso, lo idóneo si te sangran las encías es que acudas al dentista para que un profesional pueda valorar el estado de tu salud oral y ponerle remedio si es necesario.
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Sarro
El sarro o cálculo dental, es la acumulación de placa bacteriana solidificada en torno a los dientes y encías. Si consumimos algún alimento y después no nos cepillamos correctamente los dientes, los restos quedarán adheridos al esmalte y a los tejidos blandos.
Inicialmente, el sarro tiene un color blanquecino. Si mantenemos una correcta higiene bucodental podremos eliminarlo a tiempo. Sin embargo, si no nos cepillamos adecuadamente, quedará cubierto por la cal y la saliva de nuestra boca y terminará solidificándose.
La acumulación de sarro es responsable de problemas bucodentales como la aparición de halitosis o mal aliento, la formación de caries, enfermedades periodontales, etc. Además, suele venir de la mano de pequeñas manchas marrones sobre el esmalte que afean el aspecto de la sonrisa.
Para mantener una boca sana y libre de sarro, lo recomendable es realizarse al menos 2 limpiezas profesionales al año en el dentista.
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Sobremordida anterior
La sobremordida anterior o mordida profunda se diagnostica cuando los dientes de la arcada superior cubren en exceso los de la arcada inferior.
La sobremordida puede darse en distintos grados. Al igual que con otras maloclusiones, es el ortodoncista quien debe valorar si se soluciona únicamente por medio de ortodoncia, o combinando un tratamiento de ortodoncia con cirugía ortognática.
La sobremordida anterior no es una maloclusión que ocasione problemas estéticos tan severos como lo hace, por ejemplo, el prognatismo mandibular. Las personas con este problema de desarrollo facial tienen la mandíbula más adelantada, lo que genera un mentón muy pronunciado.
La sobremordida anterior puede generar, entre otras repercusiones funcionales, problemas en la articulación temporomandibular y desgaste dental, por el desequilibrio de las fuerzas oclusales
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