La caries es una de las infecciones dentales más comunes en los niños. Se produce cuando el esmalte se ve dañado por las bacterias dentales que se acumulan en la boca. Estas bacterias que habitan de forma natural en la cavidad oral producen un ácido que desencadena el desgaste en el esmalte.
Cuando comemos alimentos azucarados, el azúcar alimenta a las bacterias dentales y se mezcla con la saliva, produciendo la placa dental. En el momento en que se acumula mucha placa bacteriana en los dientes de forma continuada y sin retirarla se empieza a producir la caries. Por esa razón es importante llevar un control dental regular, especialmente de los más pequeños.
El tratamiento dependerá de la fase en que se encuentre la caries. En la fase inicial, la caries únicamente afecta al esmalte, lo que se puede solucionar retirando la parte dañada e infectada del esmalte. No obstante, si se encuentra en una etapa más avanzada, habrá que retirar el tejido dental dañado y rellenarlo con una obturación dental o empaste. Si la caries es aún más profunda, puede ser necesario extirpar el nervio y valorar la reconstrucción del diente.
En el caso de los bebés, puede darse lo que se conoce como ‘caries por el biberón’. Este tipo de caries se debe a la acumulación de azúcar en los dientes al estar expuestos muchas horas a bebidas azucaradas, como cuando el bebé se duerme con el biberón en la boca. Por consiguiente, no se recomienda dejar largas horas el biberón en la boca del bebé si no es para alimentarlo.
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