Los malos hábitos, las enfermedades periodontales, caries, traumatismos y cualquier otra afección que pueda perjudicar nuestra dentadura, no solo comprometen nuestra salud dental sino también nuestra salud en general. ¿No te preguntas a menudo cómo sobrevivían en la antigüedad las personas con problemas de salud dental, cuando ni de lejos contaban con los medios y conocimientos que tenemos ahora? La historia de la odontología es un viaje con episodios muy curiosos.
¿Cómo solucionaban los problemas de salud dental en la antigüedad?
La documentación con la que contamos señala que la historia de la odontología comenzó en el Antiguo Egipto o, al menos, los suyos son los primeros registros con los que contamos de esta actividad profesional. En sus papiros, jeroglíficos y restos arqueológicos encontramos los primeros indicios de que ya entonces se colocaban implantes y prótesis hechas con materiales de distinta procedencia.
En aquella época estas operaciones tenían una función principalmente estética, y no tanto funcional, ya que la forma más común de lidiar con los problemas de salud dental era extraer las piezas completas.
También la primera pasta de dientes fue ideada por los egipcios. Se lavaban con una mezcla de piedra pómez pulverizada, uñas de buey, mirra y otras sustancias que hacían el producto muy abrasivo para los dientes. Los antiguos griegos usaban una mezcla parecida e igual de agresiva, con piedra pómez, talco y polvo de coral. ¿Te imaginas el sabor?
El nacimiento de la odontología moderna
Si alguna vez sientes miedo de ir al dentista, recuerda que al menos ahora contamos con más recursos y experiencia, pero la odontología moderna no nació hasta el siglo XVII, cuando el francés Pierre Fauchard aunó todos sus conocimientos sobre la materia en un solo tomo, convirtiéndose en “el Padre de la Odontología Moderna”. Hasta entonces, y desde el siglo XIII, el papel de dentistas lo habían ejercido los barberos, que tan pronto trabajaban como cirujanos, curanderos o masajistas.
A partir de ese momento comenzaron a emplearse recursos que ya conocemos hoy en día, aunque en sus versiones más primarias; por ejemplo, se colocaban incrustaciones de porcelana y se empleaba agua con flúor para prevenir las caries. Además, se crearon las primeras Facultades de Odontología; así se consiguió profesionalizar el oficio y se comenzó a investigar para descubrir técnicas más avanzadas. Durante el siglo XVIII se graduó la primera mujer odontóloga, la estadounidense Lucy Hobbs Taylor.
Los avances científicos que siguieron durante la última mitad del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI parecían inalcanzables al principio de los tiempos, pero revisar la historia nos demuestra lo que hemos logrado y aquello de lo que seremos capaces de lograr. La digitalización no deja de transformar la odontología moderna y cada vez contamos con formas más cómodas, rápidas y eficaces de cuidar nuestra salud. ¿Quién sabe todos los avances que en el futuro se escribirán sobre nuestro tiempo?