Numerosos historiadores nos cuentan que el primer cepillo dental que se utilizó de forma extensiva a una población, resultaba de una rama del tamaño de un lápiz, la cual se trataba para darle un tacto agradable y algo fibroso.
Dado que datan del año 3000 A.C en la cultura egipcia, el método que usaban era simplemente el de frotarse los dientes sin ningún tipo de pasta dental.
Numerosas tribus africanas, usan hoy en día este tipo de “cepillo comestible” con el que intentan mantener sus dientes sanos añadiéndoles en ocasiones las cenizas resultantes del excremento de vaca, obteniendo un dentífrico natural.
El primer cepillo que incluyó los filamentos o cerdas que todos hoy conocemos, fue ideado por los chinos allá por el año 1498. Las cerdas eran extraídas del cuello de los cerdos y se unían, cosiéndolos, a mangos de hueso principalmente. Este sistema no fue bien recibido por occidente ya que consideraban que dichas cerdas eran demasiado rígidas y producían muchas irritaciones.
El primer diseño básico del cepillo tal y como lo conocemos hoy fue ideado por los franceses en el siglo XVII, elaborado con púas de seda, muy agradables al tacto de la boca.
Las evoluciones posteriores hasta llegar al cepillo que hoy todos tenemos fueron llegando con la investigación de nuevos materiales que proporcionaban mayor durabilidad, mayor arrastre y una sensación agradable al tacto.