Para prosperar en el extremadamente competitivo sector dental en el que actualmente nos movemos, es primordial que los odontólogos y/o sus gerentes profesionales tomen decisiones basadas en la estrategia.
Esto se consigue cambiando el enfoque de gestión hacia un compromiso con la planificación estratégica.
Pero, ¿qué entendemos por planificación estratégica?
Es un proceso formalizado de toma de decisiones mediante el cual los dirigentes de una organización determinan los proyectos futuros de la misma y toman las medidas necesarias para que esos proyectos se lleven a cabo con éxito.
Debemos tener en cuenta que es muy difícil conseguir nada en la vida sin un plan. Planificar nos ayudará a definir aquello en lo que somos realmente buenos, y a determinar dónde invertir nuestro tiempo, capital humano y recursos económicos. Nos habilita para saber dónde estamos, qué es lo más importante para nuestra clínica y dónde queremos llegar.
La planificación estratégica ayuda por tanto a la clínica dental a crear su propio futuro.
Y, por lo tanto, está íntimamente relacionada con la visión. Esta permite a la organización fijar la dirección en la que quiere moverse y le dota de la energía necesaria para ponerse en marcha.
Así, John Naisbitt, autor del célebre libro “Megatendencias”, afirma que la planificación estratégica no vale para nada si no tenemos antes una visión estratégica. Esta servirá de referencia a nuestro personal, les inspirará y motivará, y les hará sentir orgullo de pertenencia, creando lo que conocemos como cultura empresarial.
La segunda pregunta que surge es, ¿cómo la ponemos en práctica?
Es un proceso reiterativo que requiere un seguimiento diario. Debemos fijar objetivos claros y con calendario de implantación (deadline) que nos permita ir alcanzando hitos en nuestra planificación.
A la hora de fijar objetivos, una buena opción es fijar la metodología SMART, ideada por el experto en management, Peter Drucker. Según ésta los objetivos deben ser Específicos (Specific), Medibles (Measurable), Alcanzables (Achievable), Relevantes (Relevant) y limitados en el Tiempo (Time Bound).
Por supuesto, para que este sistema funcione, cada objetivo debe tener un responsable de su cumplimiento. Normalmente, esta labor se delega en los jefes de equipo o en los ejecutores de un determinado proceso.
Sin embargo, para que la planificación estratégica y la visión sean verdaderamente efectivas, es imprescindible implicar al equipo. Las personas somos resistentes al cambio por naturaleza, especialmente si no hemos tomado parte en el desarrollo de las nuevas doctrinas.
Además, la lluvia de ideas, más conocido por su terminología inglesa “brainstorming”, será mejor cuantas más personas involucremos en el proceso. Así obtendremos un plan mucho más potente del que habríamos desarrollado nosotros solos, y contaremos a la vez con un mayor compromiso de todo el equipo de cara a su implementación.
Para implicarles podemos utilizar un análisis DAFO. Se trata de una técnica muy empleada en management, que nos permite identificar las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades que caracterizan a nuestra empresa.
Dentro de las oportunidades, debemos insistir en mejorar nuestras fortalezas y disminuir en nuestras debilidades. Y en las amenazas, encontraremos algunas subsanables por ser internas, y otras sobre las que no podemos actuar por ser externas a nuestra clínica, como la coyuntura económica o los cambios legislativos.
Se puede pedir al personal que trabaje en el DAFO por equipos y después poner en común las conclusiones. O que cada equipo se ocupe en una de las cuatro áreas, para después discutirlas y depurarlas entre todos.
De todas estas técnicas y más nos hablará Xavier Romea en el primer módulo de nuestro Programa de Gestión y Dirección de Clínicas Dentales, que lleva por título “Planificación Estratégica. La Visión como Punto de Partida”.
Este PDG de BQDC es una gran oportunidad para dar a las clínicas dentales el giro profesional en la gestión que necesitan, que las llevará a nuevas cotas de eficiencia y rentabilidad. ¡Os esperamos!