Uno de los objetivos de los odontólogos a la hora de hacer restauraciones de piezas dentales o prótesis fija es unir la resistencia y la estética. Dar al paciente un resultado óptimo sin tener que renunciar a ninguna de las dos cosas en los materiales con los que trabajan.
La odontología está en constante evolución, con diferentes líneas de investigación buscando las mejores soluciones en la restauración de piezas dentales, convencidos de que una boca sana y cuidada va a dar a los pacientes mayor calidad de vida, mejor autoestima y les facilitará tener un buen estado de salud.
El doctor Javier Casas, director de la Clínica Casas y Suárez de Alicante y socio de BQDC, ha publicado su tesis doctoral sobre la historia de los materiales de prótesis fijas (*), donde realiza un exhaustivo estudio y recorrido por los diferentes materiales que se han ido aplicando en la Odontología, la aparición de unos y la desaparición de otros, superados por el hallazgo de aquellos que reúnen propiedades más adecuadas.
Una de las cuestiones que más preocupa a los dentistas y también a los pacientes, lógicamente, es la resistencia. Las coronas ceramometálicas utilizadas de forma ininterrumpida durante más de medio siglo, han constituido el patrón de oro a la hora de realizar prótesis fija en Odontología. Con ellas se conseguía superar con creces las más exigentes cargas que puede haber sobre una restauración dentro de la boca, es decir, las que soportan las restauraciones de los pacientes con bruxismo, que pueden llegar a ser entre tres y diez veces superiores a las de un paciente sin ese hábito.
“Hablar de resistencia en una restauración ceramometálica es hablar de su capacidad para resistir esfuerzos y fuerzas aplicadas sin romperse, adquirir deformaciones permanentes o deteriorarse de alguna manera. Dicho de otro modo, debe comportarse como un todo inseparable en el cual ninguno de sus elementos se fracture”, explica el doctor Javier Casas. Esto implica que, por un lado, tanto el metal como la cerámica resisten la carga masticatoria y que, por otro, ambos elementos no se separan entre sí.
Sin embargo, este tipo de restauraciones han tenido, tradicionalmente, mayor dificultad para conseguir el segundo requisito principal que se le pide a una restauración: la estética.
Porcelanas sin alma metálica
Las primeras prótesis totalmente cerámicas, basadas en lo que hoy se conoce como cerámicas de silicatos, nacieron hace más de un siglo. Concretamente en 1888, Charles Henry Land, dentista de Detroit, realizó distintos experimentos con materiales cerámicos y llegó a patentar una metodología.
La realización por primera vez de coronas totalmente cerámicas no se produjo hasta 1903 gracias a la invención del horno eléctrico en 1894 y a las porcelanas de baja fusión en 1898.
Sin embargo, estas primeras porcelanas sin alma metálica tenían unas pobres propiedades físicas de resistencia y apenas soportaban, sin fracturarse, cargas oclusales de cierta magnitud, por lo que estaban poco indicadas en pacientes como los que tienen bruxismo.
Desde estas primeras restauraciones, la industria ha ido desarrollando distintas combinaciones para tratar de aunar resistencia y estética, unas han caído en desuso y otras solo han quedado para actuaciones muy limitadas.
…Y apareció el circonio
En esta continua búsqueda del material ideal, cuando al final del siglo pasado irrumpen con fuerza las hoy llamadas cerámicas de óxidos, basadas en compuestos de óxidos de aluminio y circonio de alta densidad. Por fin, la Odontología puede contar con porcelanas con características que empiezan a aunar de un modo satisfactorio los dos requisitos de resistencia y estética.
Sin embargo, aunque “estamos más cerca que en momentos pasados todavía no se ha logrado encontrar el material o la técnica de fabricación ideales, especialmente en lo que tiene que ver con la estética del mismo”, subraya el doctor Casas.
“Con la aparición de estas nuevas cerámicas de óxidos se introduce en Odontología no sólo un material nuevo sino también una nueva forma de fabricar las restauraciones”, afirma.
La tecnología en nuestros días tiene un papel tan importante como las características físicas de los materiales. Las restauraciones se diseñan y se realizan mediante procesos asistidos por ordenador o CAD/CAM (en sus siglas anglosajonas).
Pero, la investigación en el campo de las restauraciones de circona-porcelana continúa para obtener mejores resultados en aquellos puntos más débiles. Una investigación que ha llevado, recientemente, a la aparición de las primeras restauraciones realizadas totalmente en circona, sin porcelana de recubrimiento. Esta circona, denominada monolítica, podría ser, en el futuro, uno de los materiales preferidos en la elaboración de coronas y puentes.
(*) “Análisis del comportamiento de las restauraciones de circona monolítica en comparación con las de metal-cerámica y las de circona-porcelana”.