Cuando hablamos de problemas de salud oral en niños en la mayoría de casos nos referimos al alto porcentaje en caries que suelen tener y cómo prevenirlas. Pero muchas veces nos olvidamos de las encías, un elemento clave en el cuidado de la salud bucodental tanto del pequeño como cuando sean adultos.
Es muy importante inculcarles hábitos de salud, en especial de prevención, como es el cepillado dental, el uso de hilo dental o acudir al odontólogo ya que esto le ayudará a tener una boca sana el resto de su vida.
Las encías son unos de los tejidos que aguantan las piezas dentales junto al hueso alveolar y el ligamento periodontal, por ello cuidarlas cuidadosamente es importante, prevendremos enfermedades en la boca de los niños que podrían conducirles a la pérdida de los dientes definitivos.
Las patologías en las encías en las edades tempranas suelen tener origen en la gingitivis, genético o traumático (golpes o caídas). Es importante destacar que el porcentaje de niños con afectación de gingivitis puede llegar al 90%.
Como es una área de fácil acceso para los padres poder comprobar el estado de las encías por los padres es sencillo, esto hará que puedan reconocer cualquier cambio que se produzca en las encías del niño y que pueda estar anunciando una enfermedad.
Una encía sana es firme, tiene un color rosado o rojo claro y está bien sujeta al diente. Cualquier cambio de estas características nos debe hacer ver que estamos ante un problema.
Lo más habitual es que cuando aparezca algún problema lo primero en cambiar sea el color, sustituyendo el rosado por un rojo fuerte o morado, también se deforma el contorno y la forma de la encía, incluso llegando a perder encía o con supuración. Si existe sangrado es que algo anómalo está sucediendo, y pude estar indicando como mínimo una inflamación. Si detecta alguno de estos síntomas no dude en acudir al odontólogo, una visita a tiempo puede ahorrarle muchos problemas posteriores.
Existe algunos hábitos en los niños que pueden augmentar la probabilidad de problemas gingivales o en dientes, como problemas de respiración, es decir, niños que respiran por la boca resecando las mucosas y pudiendo provocar inflamación gingival.
La primera visita al odontólogo debe suceder cuando aparece el primer diente, es decir, sobre los primeros meses de vida, y debe repetirse una vez al año como mínimo, así su odontólogo podrá adelantarse a cualquier problemática que pueda surgir.